Más allá de la Smart City, la Senseable City (Ciudad Sensible, NdT), es la ciudad del futuro: digital, conectada y más atenta a las necesidades de quienes la habitan. Es primera hora de la mañana en Boston cuando hablamos con Carlo sobre el verdadero objetivo del diseño, las cambiantes relaciones entre ciudades y naciones y la economía del talento, a la vez que tratamos de comprender si las Senseable Cities nos llevarán a ser más senseable humans o no. Dentro del prestigioso MIT, Carlo Ratti dirige un laboratorio donde crea nuevos entornos digitales e interactivos con el objetivo de comprender las ciudades, utilizando estos datos para crear herramientas que empoderen a los ciudadanos y transformen el entorno urbano.
¿Cuál es la diferencia entre una smart city y una senseable city?
El principio es muy similar, se trata solo de dónde se pone el énfasis. Una ciudad inteligente, en mi opinión, pone demasiado énfasis en la tecnología. Una senseable city (que en inglés tiene un doble significado: ser capaz de sentir y ser sensato) pone más atención en el lado humano de las cosas.
Una senseable city se dirige a los problemas de la sociedad. ¿Cómo investigan cuáles serán los temas que tendremos que tratar en el futuro?
A veces tenemos una idea y luego trabajamos en ella. Otras veces, viene de procesos bottom–up o desde fuera del equipo, como por ejemplo de una empresa que ha resuelto un problema que nos inspira. Se trata más bien de cómo encontrar una solución inclusiva que involucre a la gente.
¿Y qué métodos utilizan para encontrar estos problemas de forma ascendente?
Constantemente discutimos ideas. Lo importante es poder diferenciar una buena idea de una mala idea. Es lo que Hemingway solía llamar el detector de palabrería. ¿Qué es pura palabrería y qué no lo es?
¿Qué necesita una ciudad hoy en día?
Las necesidades actuales son iguales que las de hace 10.000 años, cuando empezaron a constituirse las ciudades. Se trata de facilitar la interacción entre las personas.
¿Hay algún tema que se esté pasando por alto en términos de investigación?
En realidad, no. Creo que hay muchas investigaciones en marcha en todo el mundo.
El desafío es que se necesitan reunir muchas disciplinas diferentes. Se necesita gente que conozca la ciudad física, por ejemplo, diseñadores y planificadores. Personas que conozcan el lado tecnológico, como ingenieros e informáticos, pero también matemáticos y físicos. Y luego se necesita gente que se ocupe de las ciencias sociales, para ver el impacto en las personas. Hay que mirar todos estos vectores y atraer a personas que hablen diferentes idiomas científicos.
¿Participan artistas en sus iniciativas, dependiendo del proyecto?
La definición de artista es complicada, pero a veces también colaboramos con artistas, sí.
¿Cuál crees que es el papel del diseño hoy en día? ¿Cómo ha cambiado en las últimas décadas y qué es hoy?
Dime tu definición de diseño, luego te diré qué papel juega.
¿Resolver problemas?
Bueno, creo que el diseño es lo opuesto a resolver problemas. Si piensas en la pieza de diseño más bella del siglo XX, que es Internet, ciertamente no estamos resolviendo un problema; estamos persiguiendo un sueño.
Creo que el diseño tiene que ver con la creación de mutaciones en el mundo artificial que pueden llevar a la evolución. Internet surgió mientras se perseguía el sueño de conectar computadoras, pero terminó cambiando la forma en que compramos, nos movemos, conocemos personas, formamos pareja, todo. No resolvió un problema.
El diseño trata de explorar mutaciones en el mundo de lo artificial. La definición más bella de diseño fue dada por el ganador del Premio Nobel Herbert Simon, uno de los más grandes investigadores del siglo pasado. Dijo: «Las ciencias naturales miran cómo es el mundo. El diseño mira cómo podría ser el mundo». El diseño es soñar con cómo podría ser el mundo.
El diseño necesita tener una visión.
Se trata de pensar en cómo podrían ser diferentes las cosas, inyectando nuevos artefactos en nuestras ciudades, hogares y vidas, artefactos que pueden transformarlos. El diseño se trata de lo que aún no existe.
No crees en predecir el futuro. Entonces, ¿cómo se perciben las cosas que aún no están allí? ¿Es intuición, investigación o ambas cosas?
En primer lugar, es necesario tener algunos límites. Nunca se sabe lo que puede suceder, y puede haber muchas consecuencias inesperadas.
La evolución natural funciona por mutación aleatoria. Pero en el mundo artificial, no se trata solo de una mutación aleatoria. Como diseñador, lo importante es que a veces se exploran las mutaciones que van en la dirección que uno quiere, pero a veces se exploran las que van en la dirección que uno no quiere. ¿Por qué? Para crear anticuerpos. Fomentar la reflexión crítica. Ese es un diseño crítico: un diseño que promueve una conversación y nos ayuda a mantenernos alejados de posibles trampas futuras.
En los últimos años, todo ha cambiado en términos políticos. ¿Cómo está afectando esto a nuestro concepto de ciudad?
Una ciudad significa lo contrario de algo cerrado. Una ciudad siempre ha sido un espacio libre, un espacio abierto donde la gente se reúne. En la Edad Media en Alemania había un dicho: «El aire de las ciudades nos hace libres». La ciudad siempre ha sido un lugar de libertad y experimentación.
Lo que está sucediendo en el escenario global es más sobre cierre, sobre la protección, sobre los muros. Así pues, el papel de las ciudades es cada vez más significativo, porque conservan valores importantes relacionados con la apertura y la inclusión.
No es una sorpresa que, si se observan las elecciones pasadas en Estados Unidos, veremos que casi ninguna las grandes ciudades había votado por Trump. Los partidarios de Trump se encontraban en su mayoría en ciudades pequeñas o en zonas rurales. Hay un interesante análisis de The Economist que plantea una relación entre demócratas y republicanos y el tamaño de las ciudades en las últimas elecciones. La división es clara. Para mí, las ciudades son importantes porque son los lugares donde se puede organizar la resistencia.
Hay un creciente distanciamiento entre ciudades y naciones. Esto está ocurriendo en Estados Unidos, tal como dices, pero también es visible en el voto a favor de Brexit y en lo que está ocurriendo entre Cataluña y el Estado español. Es visible en todas partes. ¿Crees que estamos entrando en una época en la que la ciudad tiene un papel diferente? ¿Puede la ciudad ser más importante que la nación?
Bueno, hemos visto ciudades-estado despegar en el pasado. Creo que lo que estamos viendo son naciones-estado tratando de recuperar el poder. El populismo está tratando de devolver el poder a nivel nacional. Es casi como la última prueba para que las naciones-estado sobrevivan.
No hay duda de que las ciudades están en el centro de esta batalla. Si miras nuestro planeta desde el espacio, ves ciudades; no ves naciones-estado. El populismo podría ser el último tipo de intento de supervivencia de las naciones-estado. Pero a largo plazo, sin duda, las ciudades tienen más posibilidades.
Naciones y ciudades, apertura y cierre. ¿Están involucrados en algún proyecto que aborde este tema en términos de concientización y fomento de la colaboración?
Yo diría que todos nuestros proyectos tienen por objeto sensibilizar a la opinión pública. Por ejemplo, hemos trabajado mucho para concienciar sobre los residuos. Ahora estamos trabajando mucho sobre la segregación en las ciudades. Una vez más, el objetivo es muy similar. Creo que todos nuestros proyectos tienen una postura muy fuerte. Buscamos crear conciencia sobre un tema en particular.
Estamos en Barcelona, una ciudad que en el último año se ha visto sacudida por diferentes acontecimientos -desde el atentado terrorista hasta el referéndum catalán y el constante debate sobre el turismo masivo. ¿Cuál es la situación actual de Barcelona como ciudad?
Bueno, es difícil para mí decirlo. Me gusta mucho Barcelona. Si sumamos todo el tiempo que he pasado allí, es probable que sean tres, o tal vez seis, meses de mi vida. Así que tengo muchos amigos allí, me siento como en casa. Creo que Barcelona se enfrenta, como muchos otros lugares, a una tensión entre ciudades y naciones-estado. Hay mucha experimentación, una voluntad de probar cosas nuevas, actuando como un laboratorio para experimentar con temas importantes. Lo has mencionado antes. La cuestión de los turistas. La cuestión de los inmigrantes, que al ser una población transitoria, no es tan diferente del turismo. Cuestiones de segregación, nuevas tecnologías, pérdida de empleos.
En cuanto al tema del turismo, por ejemplo, muchos piensan que Barcelona se enfrenta al mismo problema que Venecia. Está atrayendo el turismo de una manera que no es saludable, pero al mismo tiempo está avanzando para convertirse en una ciudad inteligente. Está invirtiendo muchos fondos y recursos en innovación, etc. ¿Eso podría ser una solución?
Bueno, creo que hoy se ve una polarización. Tenemos gente que se queda en la ciudad por muy poco tiempo, los turistas. Y tenemos gente que se queda de por vida, los residentes. El punto es que cuando recibes más y más turistas, recibes una comunidad que está trayendo dinero pero que también está usando la ciudad. Si solo eres un turista, no tienes ninguna responsabilidad hacia la ciudad, y eso es lo que está creando toda esta tensión. Así que creo que lo que tenemos que hacer es definir de alguna manera una nueva ciudadanía. Necesitamos usar la tecnología para definir una ciudadanía literal o «intermedia» con muchas caras diferentes, donde no se trata de si pasas un día o toda tu vida. Y esa ciudadanía es algo que persuadirá a la gente a quedarse más tiempo, a invertir e involucrarse en la ciudad, a contribuir y, por supuesto, a tener derechos. Los derechos y la responsabilidad van de la mano.
Este tipo de ciudadanía intermedia puede ser aplicable a nuevos modelos de vida y vivienda. Cada vez más, tanto los últimos millennials como la Generación Z están encontrando, buscando y exigiendo formas de vida más flexibles y colaborativas.
El co-living y el co-working ofrecen una infraestructura para definir este nuevo tipo de ciudadanía intermedia o viable. Ya hoy en día, algunas de las grandes instituciones y empresas de toda Europa te permiten trabajar en cualquier lugar. Por ejemplo, hemos estado diseñando el Milan Talent Garden. Si te inscribes en Milán, puedes intercambiar fácilmente tu lugar en Milán por uno en Barcelona o Berlín. Estos modelos son cada vez más posibles porque las nuevas tecnologías permiten ser más flexibles, tal como dices, y lo mismo ocurre con la convivencia en el co-living.
¿Cuáles son algunos ejemplos de soluciones que están viendo en términos de co-living y co-housing?
Creo que hay dos componentes en co-living y co-housing. El primero es el tipo de apartamento. Estamos trabajando en un proyecto en Turín en este momento. Es un antiguo cuartel, y estamos imaginando una situación de convivencia en co-living en la que tu apartamento puede ser un poco más pequeño, pero compartes muchos servicios con otras personas dentro de tu comunidad. Es muy básico. ¿Para qué tener una mesa de 10 asientos en tu apartamento cuando la usas, tal vez, solo una vez cada dos semanas? Si compartes, tal vez una cocina comunitaria se convierte en un lugar divertido. Y eso hace que tu casa sea más asequible. Por tanto, es el concepto de co-working, pero traído al mundo de la convivencia. Ahora bien, el segundo componente no es solo sobre el intercambio en el espacio. El co-living es una forma de mezclar diferentes comunidades. Por ejemplo, en China hemos empezado a trabajar en un proyecto que reúne a la comunidad estudiantil con la comunidad de ancianos. Se trata de reunir a diferentes grupos que tienen necesidades complementarias, y luego construir sobre eso. Así que cuando hablamos de co-living, un componente es compartir el espacio, pero el otro es compartir diferentes partes de la sociedad entre diferentes comunidades. Por ejemplo, los jóvenes y los ancianos.
Has mencionado la idea del talento. La mayoría de las ciudades están buscando o intentando reunir nuevos talentos, etc. ¿Qué tipo de talento buscan las ciudades y cómo deberían retenerlo?
Esa es una buena pregunta. La discusión sobre el talento ha sido enmarcada por Richard Florida. Escribió un libro sobre la creciente importancia de la creatividad y el surgimiento de una clase de personas unidas por su compromiso con el trabajo creativo. Con el talento viene el crecimiento económico. Pero no puedes concentrarte en eso. El problema es que, como dice el propio Richard, acabas aburguesando la ciudad, echando a todos los que no forman parte de la clase creativa pero que juntos ganan grandes sumas de dinero y, por lo tanto, hacen que la comunidad en su conjunto sea mucho menos rica. Por lo tanto, la atención debe centrarse en la educación, en la formación, porque si se hace eso, no solo se está reemplazando a una población por otra población más cualificada que gana más dinero y expulsa a las personas con ingresos más bajos, sino que está permitiendo que todos se transformen y crezcan. Esta idea de volver a cualificar y mejorar las cualificaciones va a ser crucial en las ciudades de mañana.
¿Cómo puede una senseable city ayudarnos a mejorar como seres humanos? ¿Podemos aprender de una senseable city y ser más humanos?
Creo que es una buena pregunta. La tecnología no suele ser ni buena ni mala. Realmente depende de nosotros, de cómo queremos utilizarla. Por ejemplo, si observamos lo que ha ocurrido en los últimos años con el hecho de que ahora siempre estamos conectados. La gente usa la tecnología para interactuar, pero también para separarse. Así que creo que realmente depende del valor que le demos. Y creo que ahí es donde ciudades experimentales como Barcelona pueden ser lugares interesantes para ver cómo queremos usar la tecnología. Puede llevarnos hacia dos caminos diferentes y depende de nosotros decidir cuál queremos tomar.
Esto me lleva a otra pregunta. Se habla de senseable cities, ciudades que necesitan datos para florecer. Muchos pensadores modernos abrazan la idea de implementar la nanotecnología y la biotecnología dentro del cuerpo humano para leer la función de nuestro cuerpo y conectarnos de alguna manera a un sistema más grande. El Homo Deus de Yuval Noah Harari trajo esta pregunta a la mesa. Según él, incluso la humanidad pasará del Homo Sapiens al Homo Deus. ¿Qué piensas al respecto? ¿Vamos a ser dioses?
Creo que tiene razón por la siguiente razón: todos conocemos el problema de la singularidad. Cuando la inteligencia artificial se vuelve más poderosa que la inteligencia humana. Y cuando eso sucede sólo tenemos una opción, que es una alianza entre la evolución natural y la tecnológica. Una especie de convergencia entre las dos, que puede acelerar las leyes de la evolución natural. Este mayor ritmo de desarrollo se convertirá en una necesidad si queremos formar parte de la ecuación. Se trata de una alianza entre humanos y máquinas. Así que estoy de acuerdo con esa lectura de Harari. Es algo que también hemos estado explorando.
La tesis de Harari es también que de alguna manera una máquina sabrá más sobre nuestra voluntad y nuestros deseos que nosotros mismos, porque juzgamos las cosas según nuestra experiencia. Tenemos estas voces dentro de nuestras cabezas, pero en realidad no concuerdan con nuestra voluntad. ¿Compartes esta opinión con él?
Las cosas podrían complicarse un poco porque se necesita separar la potencia de procesamiento que tiene una máquina de nuestro conocimiento de nuestro cuerpo y del mundo. No creo que haya una solución. Tenemos que explorar cómo podemos lograr diferentes tipos de integración entre la inteligencia natural y la artificial.